Tenerife se encuentra en el área de transición entre las zonas subtropical y templada. Se beneficia de la llamada Corriente Fría de Canarias, que dulcifica extraordinariamente sus condiciones, y también de los refrescantes vientos alisios, tan apreciados para la navegación. El clima es, precisamente, una de las razones por las que visitar la Isla en cualquier época del año; en Tenerife siempre es primavera, con una media anual de 23 grados centígrados y escasas diferencias entre máximas y mínimas.
En este marco de suaves condiciones, es posible encontrar, sin embargo, microclimas para todos los gustos, sorprendentes por su variedad y la cercanía entre unos y otros. Así, el sur es más seco y caluroso, con más horas de insolación, mientras que en la zona norte, más húmeda, la suavidad climática es aún mayor.
Otra sorpresa nos espera en La Laguna, segunda ciudad en importancia de la Isla, y su entorno, que, situada a unos 550 metros de altitud sobre el nivel del mar, registra temperaturas sensiblemente más bajas. No olvidemos, además, que la cima del Teide se encuentra a 3.718 metros de altura, por lo que, a medida que se asciende, las condiciones se acercan a las de la alta montaña. Resulta muy aconsejable, por tanto, si viaja a Tenerife, incluir en la maleta alguna prenda de abrigo.